El ultraderechista Wilders renuncia a ser primer ministro de los Países Bajos por falta de apoyo | Internacional

Geert Wilders, el líder holandés de extrema derecha, con el que el Partido por la Libertad (PVV) ganó las elecciones del pasado noviembre en Holanda, ha dimitido de su cargo de primer ministro. No recibió el apoyo unánime de los líderes de los otros tres formadores con los que plantearon hace cuatro meses la intención de formar una coalición. Su decisión permite seguir de cerca las negociaciones que, en estos momentos, inician el camino hacia un gobierno tecnológico, con ministros y secretarios de Estado también procedentes de fuera de la política, aunque puedan ser quitados por un partido. Según esta fórmula, Wilders seguirá al frente de su grupo parlamentario. La elección del primer ministro unió a las partes negociadoras.

El líder ultraliberal, muy aficionado a utilizar sus rayos X, anunció su próximo paso con un mensaje en medio de la resignación y el orgullo patriótico. “Sólo podrá ser ministro si todos los partidos de la coalición lo apoyan. De ninguna manera”, dice. Continúa diciendo que quiere un Ejecutivo de Derechas, “con menos asilo e inmigración”, y termina con una oda al país que quiere gobernar. “Los holandeses son los primeros. El amor por mi país y mis electores es grande y más importante que mi carga. Amo el Lower Country”, asegura. Los otros tres partidos que compiten por el Nuevo Gobierno son Los Liberales de Derecha (VVD), Nuevo Contrato Social (NSC) y el Movimiento Campesino-Ciudadano (BBB). Para sumarse a un pacto de coalición definitivo, sus líderes se han mostrado dispuestos a quedarse, como Wilders, en sus escaños y cabrear a sus respectivos grupos en el Congreso.

La renuncia del ultraderechista y la buena disposición de los otros tres partidos a seguir en las negociaciones si no fuera primer ministro, abrieron a estos jóvenes a la información del ex senador socialdemócrata Kim Putters, que medió en las conversaciones con estos partidos. Putters propone un “Gabinete Programático”, basado en “acuerdos de colaboración entre los partidos, se podrá con otras formaciones también, poder desarrollar un programa de gobierno con medidas concretas”. Una vez llegado a este momento, se puede hablar de números y de cargas “con nombres dentro y fuera de la política”, afirmó. En su opinión, sería mejor que la mitad de los futuros ministros del nuevo ejecutivo “no tuvieran ningún compromiso con los negociadores”. Lo esencial es que “hay confianza suficiente en estos cuatro grupos”, aseguró.

El PVV obtuvo 37 escenas en las historietas de 2023, dando un impulso a la política holandesa. Wilders logró realizar 24 disparos en 2010, pasando a formar parte de la segunda fuerza nacional, pero no logró alcanzar la fuerza del cordón sanitario formado por el resto de fuerzas para evitarlo. A nadie le gustaría colaborar con él. Una vez que se celebraron las elecciones, la correspondencia implicó negociaciones para una nueva coalición y el proceso no fue más fácil.

A principios de febrero, el ex democristiano Pieter Omtzigt, líder del NSC, un nuevo partido, se retiró de la primera ronda de contactos porque no estaba claro que Wilders respetara la Constitución. El líder ultraderechista ha suavizado su posición contra el Islam (aunque no ha cambiado el programa electoral que siguió en su sitio web) y Omtzigt ha vuelto a la mesa.

Al participar en un “Gabinete programático”, sin la participación de los líderes de los partidos, el Congreso tendrá un gran protagonismo durante la legislatura, y podrá responder con prontitud a cuestiones de finanzas públicas, inmigración y la carta internacional del País Vasco. No está claro quién será designado nuevo primer ministro, una decisión que los negociadores pasaron por alto. El voto de Wilders será, eso sí, decisivo para esta cuestión. “Es bueno que nos miremos a los ojos y podamos debatir en paz”, dijo Omtzigt, poco antes de que Wilders anunciara el próximo paso.

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