Los aspirantes republicanos a la Casa Blanca se verán las caras este miércoles en el cuarto debate de los candidatos de las primarias. A la cita faltará una vez más el expresidente Donald Trump, líder destacado en las encuestas entre los votantes de su partido, que considera que la mejor forma de preservar su ventaja es mantenerse al margen. Frente al primer debate, en el que había ocho candidatos, en este ya solo quedan cuatro. Y entre ellos hay dos, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, y la exembajadora en la ONU y exgobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, que compiten por ser la alternativa a Trump.
Las trayectorias de ambos son opuestas. DeSantis, de 45 años, estaba cerca de Trump en intención de voto antes de entrar en campaña. Sin embargo, desde que lo hizo, no ha hecho más que perder apoyos. Presentó su candidatura en una fallida entrevista en Twitter con Elon Musk como anfitrión y desde entonces no ha dado con el tono ni el mensaje de la campaña. Dudó sobre si atacar a Trump mientras este se mofaba de él. Se filtró su estrategia para los debates, que luego no fue capaz de poner en práctica. Y su campaña ha tenido problemas de gestión. Algunos grandes donantes le han empezado a dar la espalda. Su intención de voto entre los republicanos, que llegó a ser de cerca del 40%, ha caído al 13%, según la agregación de encuestas de FiveThirtyEight, frente al 59% de Trump.
Nikki Haley, en cambio, vive un momento relativamente dulce de campaña. La política de 51 años ha logrado recientemente el respaldo de la American for Prosperity Action (AFP Action), la poderosa e influyente red conservadora fundada por los multimillonarios hermanos Koch. Ha brillado en los anteriores debates, donde ha mostrado su experiencia en política internacional, su disposición a abordar reformas importantes y su tono firme, pero moderado. Sus enfrentamientos con el empresario Vivek Ramaswamy, de 38 años, han sacado a la luz su carácter. Las encuestas la señalan como la rival que aseguraría la victoria republicana frente a Joe Biden en las presidenciales del 5 de noviembre de 2024, pero para eso tendría que derrotar antes a Trump en las primarias. Entre los votantes republicanos, su intención de voto ha subido al 10,5% y en algunas encuestas ya aparece por delante de DeSantis. Superarle le daría un gran impulso cuando llega el momento de la verdad.
Los caucus de Iowa del 15 de enero de 2024 y las primarias de New Hampshire del día 23 de ese mes deciden solo 62 de los cerca de 2.500 delegados que escogerán al candidato republicano a la presidencia en la convención de julio del año próximo. Sin embargo, por ser las primeras, el resultado en ellas es con frecuencia trascendente.
DeSantis cuenta en Iowa con el apoyo del gobernador y ha visitado todos y cada uno de sus condados. Gran parte de su apuesta estaba en salir de los caucus como una alternativa viable a Trump. Ahora, sin embargo, Haley le pisa los talones y hay más posibilidades de que el gobernador de Florida sea tercero que primero en ese Estado. La exembajadora en la ONU ya va por delante en las encuestas en New Hampshire y en febrero jugará en casa en Carolina del Sur. Su figura atrae a los votantes moderados republicanos, a los que Trump sigue sin convencer.
Momento de la verdad
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Especialmente para Haley, que es la que ha mantenido una trayectoria ascendente, el debate de este miércoles se presenta como el momento de la verdad. Con menos candidatos en el escenario, habrá más tiempo para cada uno de los participantes. Ella ha sabido aprovecharlo en las anteriores ocasiones, pero necesita consolidar la tendencia si quiere que su candidatura aspire a algo más que la batalla para quedar segunda.
Los otros dos participantes en el debate de este miércoles en Tuscaloosa, Alabama, que se emite en la minoritaria cadena de noticias NewsMax, son Ramaswamy —que sorprendió en el primer encuentro a ocho en Milwaukee (Wisconsin) en agosto, pero luego se ha desinflado— y el exgobernador de Nueva Jersey Chris Christie, que nunca ha tenido posibilidades con su discurso abiertamente antitrumpista. La retirada de Christie podría beneficiar a Haley.
En el camino se han ido quedando los otros cuatro participantes del primer debate. El exvicepresidente Mike Pence, de 64 años, fue el primero en anunciar su retirada; luego le siguió Tim Scott, el único senador negro del Partido Republicano, de 58 años, y esta misma semana ha tirado la toalla Doug Burgum, gobernador de Dakota del Norte, de 67 años. Sin haber llegado a participar en los debates por falta de apoyos suficientes, también han dado un paso al lado el alcalde de Miami, Francis Suárez; el presentador de radio Larry Elder; el empresario Perry Johnson y el excongresista por Texas Will Hurd, cuyas campañas nunca terminaron de arrancar siquiera. No ha renunciado formalmente el exgobernador de Arkansas Asa Hutchinson, de 72 años, que sí entró en el primer debate, pero cuyo papel es menos que marginal.
“El cuarto debate es otra fantástica oportunidad para que nuestros candidatos republicanos compartan nuestro programa ganador con el pueblo estadounidense”, señaló este lunes en un comunicado Ronna McDaniel, presidenta del Comité Nacional Republicano. Los debates venían siendo un momento decisivo de la carrera de las primarias en cada ciclo electoral, pero con el boicot de Trump de este año han perdido protagonismo. El Partido Republicano se está planteando cambiar las normas y permitir en vísperas de las primarias debates que no estén organizados por el propio partido, que hasta ahora exigía exclusividad a los candidatos, de modo que haya más actos en los días previos a las primarias.
Mientras se celebra el debate, Trump participará en actos de recaudación de fondos en Florida.
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