Israel ha retirado este sábado a los negociadores enviados a Qatar tras considerar que las conversaciones para acordar una nueva tregua con Hamás, después de la que expiró el viernes por la mañana, han llegado a un “punto muerto”. Con Gaza bajo intensos bombardeos, el número dos del movimiento islamista, Saleh al Aruri, ha asegurado que no habrá nuevos canjes de rehenes por presos palestinos “hasta que cese la agresión y haya un alto el fuego integral y definitivo”. Israel lo rechaza tajantemente y su primer ministro, Benjamín Netanyahu, ordenó el viernes “reanudar el combate con más fuerza” tras el fin del alto el fuego. La noticia llena de incertidumbre a las familias de los secuestrados tras una semana de esperanza. Al terminar el sabbat, miles de personas se han manifestado en Tel Aviv para pedir nuevos canjes, repitiendo insistentemente dos palabras: “Todos” y “Ahora”.
“Debido al estancamiento en las negociaciones, y siguiendo instrucciones del primer ministro, Benjamín Netanyahu, el jefe del Mosad, David Barnea, ordenó al equipo negociador en Doha que regresara a casa”, indica el comunicado de la oficina del jefe de Gobierno. Israel y Hamás se culpan mutualmente del fracaso de las negociaciones. Netanyahu dice que el movimiento islamista se negó a cumplir su compromiso de liberar a todas las civiles vivas bajo su custodia. Según dirigentes gubernamentales citados por el diario Haaretz, intentó incluir varios cadáveres en la lista.
Uno de los líderes de Hamás, Jalil Al Hayya, señala en cambio que recibieron “una lista con nombres de mujeres que resultaron ser soldadas” y que Israel rechazó “debatir la liberación de presos adultos [hombres] por rehenes adultos [hombres]”. Las conversaciones siguieron pese a estos desencuentros y al reinicio de las hostilidades, pero el jefe de los servicios de inteligencia ordenó el sábado a su equipo regresar a Israel.
Desde el inicio de la guerra el 7 de octubre, Tel Aviv ha sido escenario de concentraciones de las familias y sus simpatizantes, que se han ido movilizando según veían cómo los bombardeos avanzaban y, pese a ser glorificado en cada discurso, el retorno de los rehenes no estaba en la práctica en la lista de prioridades. El Gobierno y el ejército creen, de hecho, que forma parte del mismo esfuerzo y que la presión militar, que ha dejado más de 15.000 palestinos muertos, es lo que forzó a Hamás a sentarse a la mesa de negociaciones.
Este sábado, la concentración era diferente. Primero, por producirse tras una tregua que llenó de alegría a decenas de familias de secuestrados israelíes, canjeados por el triple de presos palestinos, pero cuyo final, el viernes, ha roto las esperanzas de otras y de quienes empujan para un canje por todos los rehenes, sean hombres o mujeres, civiles o soldados. Salpicada con actuaciones musicales, transmitía una mezcla de alegría por los liberados y preocupación por los que quedan. Se notaba en los discursos, más agrios de lo habitual, y en el final, con el himno nacional y la luz de los teléfonos móviles en alto para transmitir esperanza.
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Testimonios de liberados
También ha sido distinta porque, por vez primera, ha contado con los testimonios de rehenes liberados, bien en el escenario, bien a través de las pantallas ubicadas en torno a la rebautizada como Plaza de los Rehenes y los Desaparecidos, a fin de que lo pudiesen seguir todos los que no cabían en el lugar. La plaza está estratégicamente elegida frente a la sede del Ministerio de Defensa en la que hoy se toman las decisiones clave y en la que Netanyahu comparecía en ese momento ante la prensa.
“Tengo sentimientos contradictorios: tristeza y felicidad”, ha dicho en el escenario Hadas Kalderon, cuyos dos hijos, Erez y Sahar, recobraron la libertad el sábado. “Me ha sucedido un milagro. Espero que le suceda a todos vosotros”, ha dicho.
“Ruego a los líderes: sacad [de Gaza] a los niños y a todos. Soy la voz de muchas madres y abuelas que piden ‘sacad a los niños ya’. Quiero verlos ahora, no cuando esté en un ataúd”, se veía en las pantallas decir a Yaffa Adar, de 85 años. Fue una de las liberadas en el marco del pacto, que duró una semana y se circunscribió a mujeres y menores. Su nieto, Tamir Adar, quedaba fuera del pacto y sigue secuestrado en la Franja. Palabras parecidas a las de Danielle Aloni, de 44 años y liberada el pasado día 24 con su hija Emilia, de cinco: “Devolvedlos ahora. Inmediatamente. No hay tiempo”. Ditza Heiman, de 84 años, recordó que la comida fue escaseando con el paso de los días, lo que pone a los secuestrados “en peligro de muerte”. “Tienen que ser traídos de vuelta inmediatamente”.
Al otro lado de la calle, Netanyahu reiteró su compromiso de hacer “todo lo posible” para recuperar a todos los rehenes, pero insistió en que Israel tiene otros dos objetivos: “Destrozar a Hamás” y asegurarse de que “nunca más volverá a ser una amenaza”.
Acabada la concentración, fue el turno de un grupo más enfadado con Netanyahu. Son las familias ajenas al foro que representa a la mayoría. Frente al Ministerio de Defensa, Zohar Avigdori clamaba con un altavoz: “Ya hemos visto que se puede [liberar rehenes en un acuerdo], así que también seguir […]. ¿Qué sucede ahora que hemos vuelto al punto de partida?”, decía tras cargar contra el Ejecutivo por no recibir en completo a todas las familias sin excepción. “Nuestro primer ministro parece que prefiere sin embargo hablar con los periodistas”, decía sobre la rueda de prensa.
Pese al anuncio de los negociadores israelíes, el presidente francés, Emmanuel Macron, ha afirmado este sábado en la cumbre del clima en Dubái que su país está “muy preocupado” por la reanudación de los combates y ha anunciado que viajará a Qatar para ayudar “en la consecución de una nueva tregua”. Macron ha pedido además un “alto al fuego duradero” en el conflicto entre Israel y la milicia islamista.
En la negociación estaban participando representantes del Gobierno catarí, EE UU y Egipto, además de las partes implicadas en el conflicto, es decir, Israel y Hamás. Barnea ha agradecido a los mediadores su colaboración y los esfuerzos “que condujeron a la liberación de 84 mujeres y niños israelíes y 24 extranjeros” que permanecían secuestrados en Gaza. A cambio, Israel dejó en libertad a 240 mujeres y menores de edad que retenía en sus cárceles. Además del alto el fuego y los intercambios, la tregua incluía la entrada de 200 camiones de ayuda humanitaria al día, incluyendo combustible, para tratar de paliar la situación humanitaria del enclave palestino.
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