El mandatario de Colombia, Gustavo Petro, está llevando a cabo una Cumbre Ministerial de Emergencia en Bogotá los días 15 y 16 de julio del año 2025. Originalmente impulsada por el conjunto de ocho naciones denominado como el “Grupo de La Haya” —que abarca a Colombia, Sudáfrica, Bolivia, Cuba, Honduras, Malasia, Namibia y Senegal—, la conferencia extenderá su invitación a más de 30 países, incluyendo algunos de Europa, con el objetivo de transformar el diálogo sobre Gaza de palabras a hechos tangibles.
El viceministro colombiano de Relaciones Exteriores explicó que el encuentro no se limita a discutir un conflicto ajeno; busca consolidar una coalición que interponga medidas jurídicas, diplomáticas y económicas contra lo que consideran “violaciones graves de derechos” en los territorios palestinos.
Transformación de la política exterior colombiana
Con esta conferencia, Petro reafirma un cambio en la política exterior de Colombia. Desde cortar los lazos diplomáticos con Israel en 2024, unirse al proyecto chino de la Ruta de la Seda y estrechar relaciones con naciones del Golfo, su gobierno ha buscado un papel más destacado y autónomo, alejándose de las directrices convencionales de Estados Unidos.
Los analistas están de acuerdo en que, al encabezar esta acción, Colombia se presenta como portavoz de un nuevo centro ético en el ámbito internacional. No obstante, reconocen que su verdadero poder de influencia aún es reducido, en particular frente a naciones fuertes como EE.UU., que brinda respaldo militar y político a Israel.
Acciones específicas en el objetivo
Entre las propuestas que la cumbre buscará concretar se incluyen:
- La aplicación de órdenes de arresto del Tribunal Penal Internacional contra altos funcionarios israelíes relacionados con el conflicto.
- Restricciones a la venta y transporte de armas hacia Israel.
- Impulso a medidas diplomáticas y legales para llamar la atención de tribunales internacionales.
- Llamados a cortar relaciones militares y comerciales con actores implicados en la ofensiva sobre Gaza.
Estas acciones pretenden convertir las declaraciones de condena en políticas aplicables, defendiendo el derecho internacional como fundamento de las relaciones internacionales contemporáneas.
Crítica profesional y simbólica
Expertos en política, tal como una docente de una universidad en Bogotá, examinan el verdadero efecto de la cumbre. Indican que, aunque incluso Estados Unidos, con la administración de Biden anterior, apenas consiguió suavizar las políticas israelíes, las actividades de un grupo emergente del Sur Global enfrentarán desafíos operativos. Sin embargo, admiten la importancia simbólica de establecer una alianza diplomática con intención de diálogo ético.
Igualmente, la presencia de la relatora de la ONU para los territorios palestinos, sancionada por EE.UU., refuerza la imagen de una cumbre que no quiere ser meramente protocolaria, sino una ventana para lanzar advertencias legales y políticas.
Legado político interno y regional
Internamente, Petro fortalece la narrativa de su coalición de izquierda y el voto pro-palestino que ha sostenido desde su campaña. La cumbre se conecta también con la agenda para las elecciones de 2026, donde la movilización de la base dura de su entorno resulta esencial. El evento refuerza su liderazgo regional al colocar a Colombia en la vocería política del Sur Global y oxigena su imagen ante sus seguidores.
En el ámbito regional, productores próximos a los gobiernos de Brasil y Chile han celebrado la medida como un avance hacia una política exterior más autónoma, aunque señalan la importancia de mantener vínculos con los aliados habituales.
Obstáculos y asuntos sin resolver
La conferencia enfrenta protestas de grupos judíos e israelíes en Colombia, quienes temen que la postura adoptada sea parcial y alejada de una conversación genuina. Asimismo, las relaciones con Estados Unidos podrían deteriorarse si este encuentro resulta en restricciones de envíos de armas o sanciones financieras.
La estabilidad del ministerio de Relaciones Exteriores, que ha tenido varios cambios de mando, también representa un desafío para la continuidad y seguimiento de las decisiones que se adopten en estos días.
Un nuevo capítulo en la diplomacia de Colombia
La cumbre de Bogotá marca un capítulo sin precedentes en la diplomacia colombiana: un grupo de países del Sur Global elevándolo como representante moral de otra forma de abordar las crisis internacionales. Aunque su verdadero alcance puede ser cuestionado, el evento consolida a Petro como líder regional y abre una vía política para que las naciones menos poderosas participen activamente en la defensa del derecho internacional.
En los días por venir, la atención internacional estará puesta en si de esta conferencia surgen más que palabras, y si esas acciones pueden transformar una crisis humanitaria en una causa asumida colectivamente por grupos de países fuera de los círculos tradicionales.